
Julia Bachiller / Julia Marugán
Majadahonda celebra este domingo 22 de junio la solemnidad litúrgica del Corpus Christi, con una Misa mayor a las 11:00 horas en la Parroquia de Santa Catalina, para seguidamente salir en procesión hasta la Ermita del Santísimo Cristo de los Remedios, donde se impartirá la bendición sobre todo el pueblo de Majadahonda con el Santísimo.
La procesión partirá de la Plaza de la Iglesia, hacia la calle de la Iglesia y calle Mieses hasta la Gran Vía, finalizando en la Ermita del Cristo. Un recorrido que estará engalanado con los Altares, manifestación de devoción y tradición de los majariegos en tan insigne día, en el cual también destaca el acompañamiento de los niños y niñas que han realizado su primera comunión este año.
Desde la Parroquia se hace un llamamiento a todos los vecinos a colaborar en instalar los tradicionales altares, así como a los niños y niñas que acudan engalanados con sus trajes de comunión en esta emblemática celebración.

Nuestro párroco, Juan Francisco Pérez Ruano, nos recuerda que «La fiesta de la Eucaristía siempre va unida a la atención a los más necesitados», este 22 de junio, la celebración del Corpus Christi en el Día de la Caridad, bajo el lema «Mientras haya personas, hay esperanza», motivo por el cual el sábado 23 se realizará una cuestación destinada a mitigar esas necesidades, que lamentablemente muchos majariegos padecen a día de hoy. Carencias, con las que “Cáritas” se enfrenta en su día a día, e intenta solventar dentro de sus posibilidades, por ello la colecta del domingo 22 estará destinada a la gran labor que realizan estos voluntarios, una pequeña ayuda para una gran obra de caridad.

El cardenal José Cobo, ante la solemnidad del Corpus Christi, hace llegar el siguiente mensaje «Se acerca la Solemnidad del Corpus Christi, fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Una fiesta grande, luminosa, que nos recuerda una verdad inmensa que con fe sostenemos: Jesús está vivo y camina con nosotros. Él nos llama a la unidad y a ser sacramento vivo de su presencia en nuestro mundo. Por eso se ha quedado para siempre con nosotros, no nos ha dejado nunca solos.

En este año jubilar quisiera invitar intensamente a cada familia, a cada comunidad creyente, a que podamos celebrar juntos, como Iglesia diocesana, esta fiesta con alegría y compromiso. La Eucaristía no es sólo un tesoro para guardar, sino una fuerza para salir. No es algo para encerrarnos en nuestros espacios, sino el “alimento de esperanza”, como dice el lema de este año, de los que caminamos como Pueblo de Dios.
Una forma de expresar esto es participar en la procesión diocesana del Corpus como un gesto profético: caminar juntos para llevar esperanza a nuestras calles y decirle a nuestra ciudad, no solo como parroquia en nuestro barrio sino como Iglesia diocesana, que Dios está en medio de su pueblo y que es Él quien alimenta nuestra esperanza.
Sabemos que la fe no se puede vivir encerrada, no puede quedarse solo en lo íntimo de nuestras vidas o comunidades. Necesitamos salir juntos para dar un mensaje único y ser signo de Cristo en medio de esta amplia ciudad plural y sedienta de sentido. La procesión del Corpus es una expresión de la Iglesia que, en su diversidad, sale a anunciar de forma orante, una Iglesia que no se encierra en sí misma, sino que camina unida dando testimonio de Cristo»…

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