¿QUÉ SIGNIFICADO TIENE LA TRADICIONAL QUEMA DEL JUDAS?

Julia Bachiller / Julia Marugán

La Quema del Judas es una ancestral tradición muy arraigada en Majadahonda, cuando se acerca la fecha de su realización son muchos los que intentan dar una explicación a este festejo. Al tratarse de un acto incluido cada año dentro de la programación de la Semana Santa de la Parroquia de Santa Catalina Mártir, el Domingo de Pascua o Resurrección, y  tiene lugar una vez finalizada la Procesión del Encuentro, la mejor fuente donde saciar nuestra curiosidad es preguntar directamente al párroco, Juan Francisco Pérez Ruano, quien muy amablemente nos recibió y dio respuesta a nuestro titular, la cual compartimos con todos ustedes. (P.D.: Muy recomendable leer hasta el final)

“La tradición del Judas hay que verla en lo que es la tradición cristiana más profunda. ¿Qué es lo que sucede en la Pascua? En la Pascua nosotros creemos y confesamos que Cristo vence a la muerte y con su victoria de la muerte se produce una recreación. De hecho, en la Vigilia Pascual se ve toda la historia de la salvación vista desde el acontecimiento de la resurrección, también la creación, todo es recreado en Cristo Jesús. Entonces Cristo Jesús es el nuevo hombre. El hombre nuevo, ¿Qué pasa con el hombre viejo? Pues el hombre viejo hay que personalizarlo, ¿Quién personaliza mejor el hombre viejo? Aquel personaje que ha cometido la traición. Desde ese momento, en muchas localidades, en muchos pueblos, se empezó a celebrar el día del Domingo de Resurrección la Quema del Judas. No es que la iglesia condene al Judas, no es Judas (Iscariote) en sí, sino que es la personalización del mal. Es dar una personalización al mal. Pero no por querer arremeter contra Judas, porque de Judas la Iglesia ni siquiera se ha atrevido a decir nunca que está en el infierno, sino simplemente es personalizar el hombre viejo. Ese hombre que es traicionero, ese hombre que es envidioso, ese hombre que no acepta la voluntad de Dios, ese hombre que intenta salvarse a sí mismo, ese hombre que es capaz de vender al otro, ese hombre que es mentiroso, que engaña, que roba… Todo eso se personifica en ese personaje, en Judas. Es una representación del mal, del mal que normalmente es el pecado del hombre.

Entonces lo que se hace es en ese momento, frente al resucitado, el hombre nuevo que es Cristo, se destruye el hombre viejo. Y se destruye con la purificación del fuego. El fuego siempre ha purificado. No es que queramos quemar a Judas, sino que lo que quemamos es la maldad del hombre. Eso es lo que se representa en la Quema del Judas.

Esta tradición se mantuvo en muchos pueblos a lo largo del tiempo fue disminuyendo y yo creo que actualmente son muy poquitos pueblos los que mantienen la tradición del Judas.

Y en algunos casos esa tradición, como pasó aquí en Majadahonda, se desvirtuó porque además se separó del acontecimiento que es la Procesión del Encuentro, hubo un problema, un acontecimiento que propició la desaparición de la procesión y es que los curas no querían el Judas y por no querer el Judas quitaron la procesión. Esa Procesión del Encuentro en que la madre, según una tradición venerable en la iglesia, Jesucristo, una vez resucitado y antes de aparecerse, visita a su madre. Visita a su madre para anunciarle la resurrección. Y ese encuentro es lo que representa la Procesión del Encuentro. Si tú quitas la procesión y dejas solo el Judas, entonces lo que queda es un vacío. La Procesión del Encuentro da sentido a la quema del Judas, porque una vez que el hombre nuevo ya ha resucitado, es la humanidad de Cristo la que aparece en ese hombre nuevo. Maria reconoce al hombre resucitado, al hombre nuevo, el Judas desaparece en el fuego purificador para que resurja siempre el hombre nuevo.

Lo que estamos celebrando con la quema de Judas y con la procesión del Encuentro es el triunfo de la vida, es el triunfo del Resucitado. Y por eso es el hombre nuevo que da sentido pleno a todo lo que es el acontecimiento pascual de la Semana Santa.

 Porque otra de las cosas que nos quedamos siempre en Semana Santa es con el dolorismo del Jueves Santo, del Viernes Santo, y lo vestimos, y se nos olvida luego celebrar lo más importante, que es que la muerte ha sido vencida en la Pascua del Señor, en la resurrección, en el paso de la muerte a la vida.

Es importante volver a recuperar el sentido de la Pascua, para los cristianos lo primero que se celebró fue la Pascua y a raíz de celebrar la Pascua, el acontecimiento de la resurrección, se van celebrando el resto de las festividades cristianas. En los tres primeros siglos del cristianismo sólo se celebró la Pascua, el acontecimiento de la resurrección, la muerte y la resurrección solamente. Después, ya en el siglo IV empezó a celebrarse la Navidad, empezaron a celebrarse todas las demás festividades.

El hecho más relevante del cristianismo es que la muerte ha sido vencida. ¿Qué es lo que más miedo le da al hombre? Morirse. Si la muerte ha sido vencida, nuestro camino es hacia la felicidad. ¿Qué es lo que ha hecho Cristo? Ha retirado del paraíso el ángel que impedía la posibilidad de entrar al hombre. La resurrección de Cristo lo que hace es retirar al arcángel que estaba en la puerta del paraíso para que el hombre pueda acontecer el hecho que decimos en el Credo “y descendió a los infiernos”, Cristo desciende al infierno mientras que está muerto, a sacar de la muerte a todos los que le habían precedido. Por eso en los iconos bizantinos se ve de una mano tirando de Eva y de la otra mano tirando de Adán, porque los está sacando del Seol, del lugar de la muerte, para pasarlos al paraíso que estaba clausurado por el castigo del pecado original. Él viene a romper la maldición del castigo original y toda la Pascua gira en torno a esa victoria de la vida frente a la muerte.

Y no solamente de la muerte física, sino también de todas las muertes que tenemos a lo largo de nuestra vida. Cristo resucitado viene a vencer todas nuestras muertes cotidianas. Por eso la importancia de la actualización del misterio pascual.

Hombre nuevo, que es capaz de vencer al pecado en Cristo Jesús, no en nuestras fuerzas, sino en Cristo Jesús resucitado. Si tú te dejas salvar por Cristo, eres capaz de vencer al pecado, eres capaz de vencer a la muerte, a la muerte cotidiana. Porque el pecado al fin y al cabo es algo que nos esclaviza, es algo que nos mata. Y Cristo lo que viene es a salvarnos de esa muerte también. Cristo nos transmite la vida frente a la muerte, a la esclavitud, al dolor, al sufrimiento.”

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