
Julia Bachiller / Julia Marugán
El pasado 12 de marzo 2024 se ponían a la venta las entradas para asistir al encuentro entre el Rayo Majadahonda y el RC Deportivo de la Coruña, dos días después estaban agotadas. En tan solo unas horas los aficionados al Depor adquirieron las 1.207 plazas que les fueron destinadas en la grada lateral y en la zona Fondo. La rápida adquisición del resto de localidades hacía presagiar lo que evidentemente ocurrió en el Cerro del Espino, invasión blanquiazul, o como se ha venido a llamar se transformó en un “mini Riazor”, en varias ocasiones pudo escucharse cómo su afición reclamaba “¡Que bote el Riazor!” propuesta que era secundada en cualquier lugar del campo.

Analizar la destreza o errores de los jugadores de ambos equipos sobre el terreno de juego, para llegar a ese 0-2 con que finalizó el partido, sería una osadía por nuestra parte, eso se lo dejamos a los numerosos versados en esta materia, motivo por el cual tan solo ilustraremos y comentaremos lo que allí vivimos como meros espectadores, que abonan su entrada albergando la esperanza de ver ganar al equipo de su ciudad ante un conocido rival.

reconocimiento por sus
100 partidos a Jorge Casado.
Un amplio dispositivo de seguridad aguardaba a la llegada al Cerro, Policía Local, Guardia Civil y Policía Nacional, tanto en los exteriores como en el interior del recinto. Minutos antes de comenzar el partido salían al campo el presidente del Rayo Majadahonda, Enrique Vedia para hacer entrega del reconocimiento por parte del Club a Jorge Casado por llegar a la cifra de 100 partidos como jugador rayista. Cabe destacar como a los 15 minutos de haber comenzado el encuentro entre los dos equipos aun persistían dos largas colas de acceso al campo tanto en la puerta de visitantes como en la de acceso a la zona fondo.
Un partido cargado de entrañables y divertidas anécdotas propiciadas por la desigualdad en número de los aficionados de uno y otro equipo. Como la suscitada por la “Peña Majariega Minuto 97”, que en su intento de alentar al equipo de casa con el sonido de su bombo, al grito de “¡Rayo!”, lo que obtuvo fue una multitudinaria y sonora respuesta del campo al unísono de “¡Depor!”, por lo que fue decayendo en el uso de tan sonoro instrumento. Megáfono en mano incluso llegaron a solicitar “¡Que levanten la mano los que son del Rayo!” las escasas y tímidas manos alzadas incluso a ellos mismos les motivó una sonrisa. El emotivo momento llegó cuando al finalizar el partido. y abatidos por el resultado del encuentro, desde ese mismo megáfono se pudo escuchar la felicitación al equipo contrario por el logro obtenido y la esperanza de su ascenso a una categoría superior, así como el deseo de un buen regreso a casa, gesto que fue agradecido con sonoros aplausos por aficionados de ambos equipos.




Durante la segunda parte del encuentro el portero del Rayo Majadahonda ,Cheikh Kane Sarr, también fue motivo de una entrañable anécdota, tras solicitar algo de avituallamiento al utillero, le fue entregado un plátano y una botella de agua, ingiriendo parte de ellos con rapidez sin desviar la vista del partido, unos jovencísimos hinchas del Depor situados detrás de la portería ante lo que les debió parecer un suculento manjar le solicitaron compartirlo con ellos, tras verificar dicha petición el portero no dudó en lanzarle a uno de ellos lo que le quedaba de dicha fruta, y tras atraparla entre sus manos el jovencísimo blanquiazul se giró a la grada con los brazos en alto para festejar el logro obtenido, recibiendo el aplauso de los que visualizaron lo acontecido, e incluso llegó a degustar tan saludable trofeo.




Sin entrar a enjuiciar el motivo de esa clara diferencia de asistencia de seguidores de ambos equipos, hay que reconocer que el comercio y la hostelería majariego salieron beneficiados de este multitudinario encuentro, y ahora más que nunca el Rayo Majadahonda necesita el apoyo y cariño de una afición.


por la puerta de visitantes.


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