UN MUNICIPIO SIN PERSONALIDAD

«El Flâneur de Majadahonda»

Callejear por Majadahonda, recorrer sus calles, plazas y parques, te lleva a descubrir una ciudad desigual e impersonal que se oculta con el trampantojo del colorido de las flores plantadas, estratégicamente, en los accesos al municipio para denotar que es un lugar sin conflictos ni problemas, en el que se respira tranquilidad. Más allá de esta primera impresión que puede impactar al visitante que viene por primera vez a Majadahonda, cualquier Flâneur que se precie observará que es una ciudad con desigualdades y deficiencias notables en cuanto a déficit de infraestructuras y equipamientos, en el cuidado y atención de sus parques y zonas de esparcimiento, con problemas serios de atascos, en especial los sábados, sin pulso empresarial e innovador, y una paupérrima vida cultural. 

Majadahonda carece de un elemento simbólico significativo que la distinga por nada, como tampoco ha propiciado el desarrollo estratégico de una actividad innovadora, en el terreno artístico, tecnológico o empresarial que genere actividad económica o favorezca el conocimiento. Lo único por lo que Majadahonda es conocida fuera de sus límites municipales, es por el mercadillo que algún que otro famoso ha recorrido y propalado. Mientras que toda su vida social se limita al vermú en las terrazas de la Gran Vía los fines de semana,

Observaciones que llevan al Flâneur a pensar que detrás de todo se esconde el deseo de quienes toman las decisiones en el Ayuntamiento de que Majadahonda se mantenga como una ciudad plana, que no se distinga por nada; es decir, acorde al concepto de ciudad dormitorio, satélite de Madrid, para lo que se precisa mantener el statu quo de desigualdad entre unas zonas y otras. De ahí su apatía para equilibrar la diferencia entre las zonas ricas, que tienen sus propias áreas caras de alterne y vida social, y las menos pudientes o empobrecidas cuyo epicentro de encuentro social es la Gran Vía. 

Majadahonda se ha hecho muy grande, de 35.000 habitantes en 1995 a cerca de 75.000 en 2025, que la han convertido en una ciudad con entidad poblacional superior a las de muchas capitales de provincia; pero el Flâneur observa que las autoridades municipales la siguen gestionando como si fuera un pueblo, que ya no es, por el temor a que dar el impulso que necesita haga aflorar la falsedad del trampantojo de la Pax majariega que propagan en su revista municipal con la que pretenden reflejar que aquí, en Majadahonda, se vive en los mundos de Yupi. Primer apunte del Flâneur.

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