«JULIA INDURAIN» ARRASA EN LA UMBRAL, AFORO COMPLETO Y LIBRO AGOTADO

,

Julia Bachiller

Este viernes 11 de abril (2025) en la Biblioteca Francisco Umbral de Majadahonda se presentó el libro «1942-1980 Mis recuerdos de Majadahonda«, de Julia Indurain. A sus 91 años ha contado con la inestimable colaboración de Enrique Gutiérrez y Tomás Montero, quienes tras un primer contacto con Julia en 2019, con motivo de su aportación de fotografías a la Asociación Vecinal de Majadahonda en su proyecto “Memoria gráfica de Majadahonda”, tan solo una reiterativa frase de Julia “Hay tantas cosas que contar de este pueblo…” bastó para, que una vez finalizada la pandemia, destinaran “dos horas todos los lunes, durante seis o siete meses” para recopilar y ordenar en el tiempo los recuerdos de esta majariega.

El libro consta de más de noventa páginas, tan solo se han editado 100 ejemplares, a un importe muy asequible, 5 euros, lo que propició que en pocos minutos se agotase, por lo que muchos de los asistentes no pudieron adquirir un ejemplar.

En su intervención Enrique Gutiérrez comenzó asegurando “el libro que presentamos forma parte de un intento colectivo que hay desde hace tiempo por recuperar la historia de Majadahonda”, para seguidamente solicitar un homenaje a Manuel Gesteiro “no se le dio en vida y habría que dárselo ahora porque hizo una labor fundamental y encomiable para elaborar la historia que ahora tenemos de nuestro pueblo”, del cual mencionó el libro “Imágenes de Majadahonda, Recuerdos de nuestro pueblo” que realizó junto a Julio Valverde del cual dijo “Es una joya que tenemos en Majadahonda de hace tiempo”, petición que escuchó atentamente la concejal de Cultura Nuria Wilde (PP), cuya presencia destaca en todos los actos culturales del municipio.

El autor del libro finalizó planteando una pregunta a la que dio respuesta “¿Por qué de 1942 a 1980?”, la respuesta “1942 es obvio, es porque es cuando llega Julia a Majadahonda. ¿Y por qué hasta solo 1980, cuando realmente podría haberse hecho hasta antes de ayer? Os leo el final del libro de Julia, dice: «a partir de 1980, Majadahonda experimentó un cambio radical. Empezaron a construirse viviendas caras en urbanizaciones para los que venían de Madrid a fijar aquí su residencia. Y los jóvenes del pueblo, que no podían pagar esos precios, empezaron a irse a otros pueblos de alrededor, como Villanueva del Pardillo o Villanueva de la Cañada. Y el pueblo, con parte de una generación yéndose a otros municipios, pasó a ser otra historia, algo muy diferente, una realidad que dejó para que la cuenten otros».

Por su parte Marian Riesco en su punto de vista de lectora calificó el libro como: entrañable y evocador, para seguidamente dar a conocer a grandes rasgos el contenido del mismo, desde la llegada de Julia a Majadahonda, como encuentra el pueblo tras la Guerra Civil, y como poco a poco los vecinos la reconstruyeron, su vida personal en el ámbito familiar y laboral… e incluso llegó a asegurar “por el libro también he conocido tu carácter”, haciendo uso de los siguientes calificativos “animosa, alegre, trabajadora incansable, natural y sencilla, y bondadosa”, para finalizar con un agradecimiento “a Tomás, a Enrique y sobre todo a ti, Julia, por poder tener este libro”.

El lado humano de la protagonista fue a cargo de Manuel Pérez, el cual desde el comienzo de su intervención fue el que provocó la sonrisa de los asistentes, con frases como esta “¡Yo he venido aquí a hablar de mi libro! Como dijo el famoso personaje. En este caso no del mío. Si no del de Enrique, y del de Tomás, y sobre todo del de Julia”. Ya en tono más serio desveló como en el año 71 fue compañero de ella en la entonces llamada “Caja de ahorros y Monte de Piedad de Madrid, posteriormente Caja de Madrid, luego Bankia , y actualmente Caixa Bank”, año que le sirvió de referencia para recordar “Fiché por el Rayo Majadahonda, eso de fichar… ni una peseta hubo”.

Retomando a la protagonista en su llegada a la llamada Caja de Ahorros dijo “Y allí estaba Julia. Que era mi mano protectora”. Y de nuevo un simpático recuerdo “Yo entro de botones, y estaba Luis Carretero, el hijo del maestro, posteriormente entra Mila, la hija del frutero. Y de botones estaba Manolo, el hijo del cartero, y Julita la de Simeone. O sea, que la oficina era local 100%”. Antes de finalizar y como gran conocedor de Julia no solo como compañero de trabajo, sino por la amistad con su familia, aseguró “esa mujer luchadora y se convirtió en una mujer triunfadora. Sacó a sus hijos adelante, porque el mayor tenía un año cuando fallece su padre, y la pequeña Julita ni siquiera le conoció”.

Aguardaba un inesperado broche final que comenzó así “Tengo que decir que hacía tiempo que no veía tanto majariego. Lo cual celebro y es verdad. Y como somos majariegos en la abundancia, ¡Viva Majadahonda!”.

Llegado el turno de la protagonista, pasaremos a transcribir algunas de sus palabras, tan solo decir qué sencillas, pero que conmovieron a los asistentes:

Saludo a todos, a mis hijos, a toda la familia, a los vecinos, a los conocidos y a todos los que no conozco, pero me imagino que como son paisanos de aquí ya, pues bienvenidos seáis. Como lo han hablado todos, ya conocéis mi manera de ser, del libro, lo que yo he pensado y lo que he conocido y estoy muy contenta de haberme quedado en Majadahonda, porque en tiempos cuando me quedé viuda, los señores querían que me hubiese ido a un sitio que me tenían un apartamento para que no me quedara en la calle, claro. Y entonces dije que no, que yo no me iba porque tenía aquí mi familia, que yo no tenía familia de ningún tipo y la familia de mi marido me acogió también, que para mí han sido mi familia.

Majadahonda ha sido mi vida y la quiero mucho y que me alegro que Dios me haya dado 91 años para poder contar esta historia y ya está.

Y gracias a todos por haber venido, porque vamos, ha sido un fiestón. Qué alegría de veros a todos. Además, tenía mucho miedo de que no viniera nadie.

Decía el pesimista Enrique, que no iba a venir nadie. Yo sabía que sí, aunque fuera nada más que mi familia y mis amigos. Y ha venido gente que no me conocen, ni me han conocido nunca, ni saben quién soy.

Lo que vi, lo que siento, cierro los ojos y veo las penurias que Majadahonda pasó. Y la pena de cuando se empezaron a ir los mozos afuera de Majadahonda a casarse por ahí, a los alrededores, por no poder quedarse aquí.

Se pierde mucho porque las fiestas de antes eran una alegría porque había mucha juventud. Había una juventud muy alegre y hasta hicieron orquestas y todo. Aprendieron a tocar la guitarra, el saxofón y todas esas cosas, para hacer una orquesta como se hizo. Y fue muy bien todo y yo me alegro mucho de haberme quedado en Majadahonda. Aquí he sido muy feliz, salvo lo que me pasó… pobre mi Fernando, el día 20 hace 60 años que se murió”.

⬇️ Subscríbete gratis y recibe todas las noticias al correo ⬇️

Deja un comentario